1 jun 2015

¡A ver!

Hay momentos hermosos de la vida, como el nacimiento de un hijo, cuando el profesor te mira de frente, detrás de su escritorio, asiente con la cabeza y dice "cuatro" cuando ambos sabemos que era apenas dos con cincuenta, a lo sumo.

Hay momentos sublimes como el gol en el minuto cuarenta y cinco del segundo tiempo, para empatar.

La vida nos sorprende a diario con momentos sublimes, no los notamos porque la realidad se apoderó hace mucho de nuestra capacidad (o permeabilidad) a la magia.

Un día, se abre una ventana de chat y alguien totalmente olvidable, pretendiendo darle poder a unas palabras, que de por si no lo tienen, inicia la conversación con un

- Haber

En lugar de "a ver"

Pero no un "haber" por trabar juntos en un estudio contable y haberle preguntado sobre que columna del mayor de la cuenta "mobiliarios..."

No por eso.

Y ahí descubrimos porque la olvidamos antes de conocerla.

Y descubrimos con asombro que encabeza de ahí en mas nuestra lista de satisfacciones inmerecidas.

Y uno no le perdona la vida de puro bueno, porque podría haberle sugerido que tenga en cuenta eso del suicidio, o recordar la darwiniana teoria de la seleccion natural de las especies.  

Y la pregunta del millón, el porque pensas que MERECE sobrevivir tu especie.