19 may 2013

Lemiteliusansin - Capitulo III - Fragmento


Odiseo Sanvicentélida, deja que brillen sus ojos al recuerdo de sus años mozos: “Allá por los años cincuenta, en el vado de la villa, en San Vicente la pobreza era tal, que el primer ropero que hubo en casa, lo trajo una creciente.”
El objetivo siempre es sorprender con la guardia baja a interlocutores ocasionales, sabemos también, que por lo general, esgrime este tipo de narraciones de su niñez, de imágenes de carnavales, de tranvías y alguna que otra mentira menor, solo en presencia de gente nueva a su conocimiento, de ser posible damas, con un noble propósito, como veremos acto seguido.
El objetivo de estos relatos es la ternura potencial, la producción de la misma, esa que pierde el individuo al llegarle ciertas verdades. 
 
Ternura ajena, obviamente. 
 
Que coloca al prójimo en condición algo mas vulnerable ante su producción verbal, modifica la realidad circundante a fuerza de verbo.
El noble propósito que mueve siempre este accionar es la firme determinación de -según sus propias palabras- demorar, tanto como sea posible, su ingreso al mercado laboral
 
Tarea que viene ejecutando de modo impecable, sin fracturas, perfeccionando procedimientos con la edad. 
 
Al imaginar, el magnánimo Odiseo fecundo en ardides, un porvenir de dependiente de comercio, o playero de estación de servicio, o tenedor de libros -que supone se trata de algo relacionado con bibliotecas-, cae presa de lamentaciones y bruscos arranques de ira funesta; malediciendo números de quiniela reacios a ocurrir en el devenir del los días y lo conviertan ipso facto en: rico; o consanguíneos ascendentes, esquivos a adelantársenos en la fe -beneficiándolo con la correspondiente herencia- y miles de distintas formas mas de vivir sin trabajar, que se niegan a corporizarse en la realidad real. 
 
Del todo mal no había obrado el ingenioso Odiseo hasta el presente, puesto que eso que por convención llamamos trabajar, la coincidencia exacta entre verbo y el accionar observado en su persona, no había ocurrido nunca. 
 
Siempre alguna señora, tal vez ligeramente mayor que él, había sucumbido presa del embrujo de sus narraciones, cobijando temporalmente al héroe -y espacialmente- otorgándole el privilegio del cotidiano descorche de añejos vinos, imprescindible materia prima de la literatura; creyéndole de buena fe, estar él cercano el final de las correcciones, de esas mencionadas novelas, ensayos, antologías poéticas, piezas teatrales, guiones cinematográficos, zambas, oberturas, chacareras. Hasta ha sugerido sambas, ponencias y semblanzas biográficas; correspondiendo, como lo hacen el porte y la voz divinales, hasta caer en la cuenta que Odiseo Torres para nada es vago en imaginar y bosquejar, lo es solo para transcribir, para poner orden a todo eso que lleva encima, toda esa literatura en potencia que es todo su ser, especie de biblioteca ambulante de ojos enrojecidos de emoción, todo el cúmulo de asociaciones, de ideas, de sueños y anhelos, incluso sugiere recuerdos, a partir de esta su última excusa, la reencarnación, con la que tiene preocupados a sus amigos, no solo sobre su aptitud psíquica sino acerca de la condición de excarcelables de sus consumos tóxicos y la miope visión de la justicia penal, tumores cerebrales, o incluso, cosas aun peores.
Es proclive a caer en severos y preanunciados ataques de ira funesta, al igual que aquel otro Odiseo, en muy puntuales casos. 
 
Solo por nombrar algunos, el dictado erróneo de parte de los dioses de números de la lotería a su persona, la incomprensión de sus chistes mas elaborados, la flojera o poca hombría -poquitud testicular, mas precisamente- de sus cercanos, en auxiliarlo con su elaborado e infalible plan del boquete bancario y finalmente, la palabra trabajo y su larga lista de sinónimos.
Sospecha, cierto origen congénito de tal ira funesta, heredado un antepasado consanguíneo, femenino, por esos pueblos polvorientos y calurosos del centro de Santa Fe, en segundo o tercer grado, de apellido Funes, pero de escasa memoria.
Esa posición de bardo eterno, ese andar legislativo, ese porte de boxeador retirado, le otorgaron -en mas de una oportunidad- sonrientes y gentiles damas que lo alojaron, cual Circe y sus brebajes al otro héroe -al viajero incansable- auxiliándolo en esa vital necesidad de posdatar, tanto como sea posible, el día de su ingreso al mundo laboral. 
 
A la clase activa -al decir de los economistas-, al mundo adulto -al decir de los psicólogos-, a la realidad verdadera -al decir de los mas de seis mil millones de habitantes del planeta- Optamos por decir, con Rómulo el esteta: a la máquina, en definitiva. Si hasta es casi visible y escuchable la respuesta del deiforme Odiseo ante una supuesta consulta: 
 
“Si, voy a trabajar de...” ¡Esta voy a trabajar!
Nunca, ninguna de aquellas encomiables damas -muchas- expresó malestar alguno por la falta de jornada laboral del héroe, todas aceptaron su condición de rara avis, puesto que sabemos no existe traición en quien avisa
 
Cobijar a Odiseo presumiendo que trabajará para colaborar con la manutención del hogar, cuenta con la misma ingenuidad del votante del sufragio universal o el que dejara el chocolatín en la entrada de la escuela y pretendiera encontrarlo pasado un tiempo que supere los dos segundos.
De la ingenuidad a la pelotudez, se camina por un sendero muy estrecho, en el que nunca sabemos donde está apoyado cada pie, pero siempre obra un elemento de la sensibilidad anímica que nubla el juicio.
Amonestar al deiforme Odiseo por la falta de empleo u ocupación remunerada, es de resultas tan incoherente como reclamarle un pote de dulce de leche a un cajero automático, pedirle contenidos a la televisión o encerar un chancho. Tareas todas posibles, pero de inutilidad ínsita.
Nada es tan terrible, en la vida de los héroes, como adquirir, no sin importantes esfuerzos, el calificativo de locos y no ejercer, no corresponder a tal dignidad; sabemos lo que le ocurrió al señor Quijada o Quexada en el segundo libro de sus historias, cuando pregunta: 
 
-¿Y que se dice se dice de mi en e se libro, Sancho?-
Todos nos debemos a un guión, a un arquetipo, a un Rol. El caballero andante, el sacador de gordas a bailar, el místico, la empartuzada. 
 
La doctrina moderna renombra esto como: Fidelidad a un estilo.
El último argumento entre los miles que Odiseo encontró para justificar su negativa a trabajar, fue algún pasaje de antiguas doctrinas védicas, sobre la reencarnación
 
¡Para qué!
Todo individuo, sostiene esta doctrina, ha pasado por innumerables vidas, hasta llegar a la actual, conforme a un plan divino y ese comportamiento es tenido en cuenta al morir, o ir al Bardo Thodol, o se eleva a una instancia superior, o repite segundo grado -como en la primaria-, o regresa cuatro casilleros -como la perinola- convertido en gallina. 
 
La idea es corresponder a un ideal a alcanzar, sin dañar mucho al prójimo, en lo posible. Se puede llegar, superar o no alcanzare este resultado. En el PRODE, se conocía esto como: local, empate o visitante.
Huelga agregar, que la opción ideal sería la que aplicó el alopécico Vladimir Illich Ulianov en el “¿Que Hacer?”, graficándolo como: “Dos pasos para adelante, uno para atrás”, en franca oposición a la de Fidel al decir “ni un paso atrás, ni para tomar envión”.
Los sabios vedas, les llamaron arquetipos a esos ideales a los que correspondemos, que vendría a ser algo así como una especie de pilcha, que nos probamos y nos gusta. El poder y la riqueza, como en la vida real, otorgarían privilegios de elección en ese shopping de arquetipos
 
Ello probaría el porqué de la inexistencia de excéntricos pobres, cualidades a simple vista excluyentes entre si.
El magnánimo Odiseo Torres, en alguna de aquellas vidas, asegura haber sido genio, en la otra, vagabundo, en una pretor del emperador Trajano, en la siguiente agente publicitario cornudo en la Dublín de principios del siglo XX, en otra, escritor parisino, que es casi argentino, persiguiendo a un saxofonista.
Cuando el individuo visualiza internamente lo que busca, cuando se tiene claro el objetivo; termina, tarde o temprano, dando con alguna teoría que lo auxilie, aunque esta búsqueda lleve varios años. Décadas tal vez. 
 
Basta saber a ciencia cierta que pretendemos argumentar. Si suponemos que quien no sepa lo que busca, no sabrá que hacer con lo que encuentra; bien podemos argumentar que quien sepa perfectamente lo que busca, encontrará siempre argumentos que lo auxilien. 
 
Odiseo Torres, igual a un dios, sostiene que en algunas vidas anteriores -al parecer, muchas- fatigó miles de trabajos en el lento paso de los siglos, todos teñidos de un conocido color, del blaquinegro del papel de los libros leídos.
Todos los trabajos que sostiene haber realizado, al igual que Heracles, conservan un marcado tinte novelesco. En su caso, en vez de secársele el cerebro como al Quijote, se le incrementaron las facultades cognitivas.
Jura haber encorvado la espalda durante años, como esclavo en un trirreme romano, habiendo sido antes príncipe; en su siguiente vida, haber cabalgado las congeladas estepas, cargando nuevas al Zar Pedro; haber sido prisionero de los turcos y escrito una novela de caballería en las mazmorras.
 
-Una boludez, en realidad, para matar el tiempo- 
 
Todo esto, justo una vida antes de convertirse en prostituta china, haber trabajado también para el nefasto MI6 británico en Cuba, en la época de la crisis de los misiles, un cantinflas que garabateaba aspiradoras y los hacía pasar por emplazamientos de misiles continentales. Asegura haber sido una hermosa espía francesa, en la primera gran guerra, haberse bañado y depilado poco. 
 
Poco demoran sus interlocutores, haciendo un pequeño alto entre las carcajadas lacrimosas, en consultarlo para que diga si sabe, a partir de su ex condición de mujer, el monto de placer, en uno y otro caso, con exceso de detalles escatológicos en extremo. Y ante la consulta sobre quien disfruta mas en los menesteres del amor, leimotiv de la requisitoria, contestó “mas que seguro que la mujer”, pero que el hombre tiene otras ventajas, como orinar de parado o que le sientan mejor las canas, los tropiezos nocturnos y el alcohol, cual prendas de vestir. 
 
Posiblemente, el alcohol lo sea, al provenir del exterior de uno mismo, mas las canas, son un producto secundario de la voluntad, que merece una explicación. El niño, realiza tal esfuerzo volitivo, en pos de la adultez, que muy a menudo, se le va la mano con las ganas y queda blanco o pelado o arrugado, demasiado temprano. 
 
Vuelve Odiseo al argumento del monto del placer en uno y otro sexo, en las que ya fallara en una vida anterior, pero que pronunciadas esas airadas palabras por parte del deiforme Odiseo Torres, que en aquellos días se llamaba Tiresias, materializose una tal Hera, tan linda que era; le ordenó que se quedara ciego, pero el marido, el pinchadito ese, permitió que tuviera otro tipo de visiones -No, nada que ver con ingestas tóxicas-, porque no se con que cosas salió de los rayos y los truenos de este pinchadito Zeus, que era marido de Hera, que ya no era lo que era, ahora, en esta y no en aquella era, por eso el marido, le daba a todo lo que al paso le saliera. 
 
Odiseo, asegura también haber sido sacerdote chupandín en México, durante la revolución. La condición de nuevos a las mesas donde sesionaba el nutrido grupo, hacía que siempre algún desprevenido consultara sobre las védicas escrituras, y la teoría de la reencarnación, los plagios de la mitología judeocristiana a otras, en particular la que le daba al divinal Odiseo, tal capacidad de inventiva mas que memoria, llegando, tal vez producto de la alegría por la ocurrencia, o el alcohol, o ambas, de sugerir entre carcajadas, haber piloteado una nave intergaláctica para un grupo guerrillero, pero ya en otro planeta y en el futuro. 
 
-Tienen que ser vidas pasadas -Sugirió Sisoco, voz de su conciencia, ávido lector y cinéfilo- para no abandonar la credibilidad del oyente- 
 
-Gran estima tenía yo de su juicio, mi buen Sancho -Dice Odiseo- mas lo noto algo quedo últimamente, posiblemente debido a la falta de la gracia femenina en su derredor- 
 
-¿Qué tienen que ver las minas, con que quieras mandar una vida pasada que ocurre en el futuro? -Sisoco envalentonado por el alcohol de aquella vez, moja sin querer la oreja del par, amigo, confidente y compadre, o compadrito- 
 
-Por la imperiosa necesidad de la ternura, la mentira del arte no es nada sin el candor del público, candor que solo se logra con el amor, que incluye todas sus letras- 
 
-Me sobra una letra-
-Metétela... 
 
-Bueno. Entendí. Me responde esto -Agregó Sisoco aquella vez, ante el público de muñecos de trapo en que se habían convertido todos alrededor, en la contienda intelectual con su par, amigo, confidente -Y tiene un cuatro. Continúe Torres- 
 
-¿Y la pregunta? -Odiseo abre demasiado los ojos y los brazos, solicitando auxilio olímpico para la comprensión, de parte de Tiresias, Hera o Zeus- 
 
-La pregunta ya estaba desde antes, solo quería recordar el placer del lugar, de ese lugar de la mesa en que se dice “vuelva en marzo” -Y sonríe Sisoco- 
 
-Interesante tema de discusión la perversión, pero estábamos en la vida futura que puede ocurrir en el pasado, gracias a la predisposición, a la mentira del arte -Ya sin aliento, Odiseo, suelta breves arranques de ira- 
 
-¡Mirá por donde andábamos! -Suelta al fin Sisoco- Loco, sin un mínimo de coherencia no hay diálogo- 
 
-¡Si sos vos el que pregunta y después se olvida! El arte requiere de cierta flacidez anímica, para poder ser permeable a la mentira, candor que se pierde, cada vez nuestro asombro encuentra umbrales mas altos que transponer 
-Sugiere el divinal Odiseo con los ojos abiertos de par en par, tal vez visualizando un portento o un marciano, o un marciano portentoso- 
 
-¿Mirá vos que interesante manera de verlo?, lástima que lo haya escrito antes Todorov, creo -Responde el poco fabulador Sisoco García, probo en extremo- 
 
-Fijate que cuando éramos pibes, nos comíamos la historia de que Tarzán se embarcaba en una liana en Nigeria y desembarcaba en Costa de Marfil, como si nada, mientras que ese cerebrito de diez años, le buscaba la vuelta para entender de donde estaban agarradas las lianas -Simula Odiseo, señala puntos en lo alto, donde supuestamente están adheridas las lianas, visualiza, al tiempo que huele la humedad de las hojas podridas en el suelo y sonidos, muchos, de fieras salvajes- 
 
Existe esa necesidad de apartar unos segundos las leyes de la física, para entender que ese brazo que le injertan al tipo, es de acero y puede levantar una tonelada, pero que no se pregunte porqué el cuerpo, que sigue siendo de carne y hueso, soporta también esa tonelada, por tentadora que resulte la falacia, siempre el niño escarba un poco mas allá.
-Es parte de la gran mentira -Hipa Sisoco, vislumbrando parte de aquella selva en su infantil sistema cognitivo -Vamos a terminar agradeciéndole a la máquina que nos mienta, así gozamos del arte- 
 
-Y -Continúa Odiseo- No estamos lejos de eso-
Por todo lo expuesto por Odiseo respecto de sus fatigas en vidas anteriores, sostenía honestamente, le fueran perdonadas las escasas intenciones de hacerlo en la actual. 
 
Parece ser, que le tomó miedo a las responsabilidades, según sostiene, al mando de cierto barco cargado de penitentes a La Meca, que abandonara a su suerte en alta mar de manera deshonrosa, culpa con la que cargo toda esa vida, hasta que murió y resucito en otro cuerpo.
Nunca le faltan argumentos al majestuoso y poco industrioso Odiseo Torres, menos aún cuando hay que justificar el vacío en el curriculum vitae, justo en el sector donde se sugiere incluir: antecedentes laborales. Todo argumento es útil, aún los dudosos o extraños a la fe de sus padres, que llegan desde el hinduismo y la transmigración de las almas.
A partir de estas premisas, trae otras, siempre con el auxilio de la lógica y el discurso. 
 
Se había servido antes de extrañas doctrinas religiosas, en apoyo de sus escasas intenciones de trabajar, sin embargo, esta era la que mas lo entusiasmaba, porque cortan los argumentos con la navaja de Okham. Continuamente le permitía narrar hechos pasados, vividos en carne propia, inmejorable frente a doctrinas que pregonan el ascetismo, o el continuo despojo de bienes, aquellas escuelas del nacimiento del cristianismo que devienen en la nueva escuela del linyerismo; a la que viérase él empujado en no una sola ocasión, de la que fuera rescatado por alguna dama, camino a su trabajo, en no pocas ocasiones también. 
 
Conociendo al deiforme Odiseo, su fecundidad en ardides y recordando que ya lo había hecho en alguna vida anterior, no es de extrañar que fuera un disfraz que conmoviera el alma de la rescatadora. 
 
No de otra forma, ingresó al divinal palacio, aquella vez, cuando tenía que masacrar a los pretendientes de su reina Penélope.
Si aceptamos la existencia de meses sabáticos, o años sabáticos, luego, bien pueden existir vidas sabáticas. Razones simples se anteponen a las complejas.
Odiseo concluye, de esta extraña manera que esta actual, es su vida sabática. Poco importa al divinal Odiseo Torres, fecundo en argumentos, que las fuentes de las que se vale, sean tan dispares como el hinduismo y el judaismo, lo mismo estalla la carcajada franca del héroe en reuniones cuando le es solicitado explicar los motivos por los cuales no trabaja. 
 
Duración media del relato: dos horas y media. 
 
Explicación de los trabajos realizados en vidas anteriores: de cuarenta y ocho a setenta y dos horas, de existir alcohol en cantidad suficiente, hasta que este se termine. De los temas preferidos, el mejor.

12 may 2013

Lemiteliusansin - Prefacio



Esfuérzate en ser un re-loco, de lo contrario terminarás convertido en un re-cuerdo.

Individuos hay -y hubo- sobre el orbe, que justifican el movimiento de rotación de la esfera celeste con su sola presencia, ora por hermosura, por la hermosura que siembran en el mundo a su paso, por la hermosura que transmiten en con el verbo, maravillados de la hermosura que les muestra la realidad, porque no ven con los mismos ojos que el resto de los mortales; ora su bondad, ora su fe inquebrantable y debemos dejarlos deambular ese (su) y no otros mundos, en el ejercicio de ese verbo, que es un acto de lucha, narrar otra realidad es un acto revolucionario.
Para ciertas culturas son santos, para otras héroes, para otras, justos. Dice Silvio Rodriguez que dice Bretch que son imprescindibles.
Muchísimos de esos increíbles seres, me han honrado con su persona “en el lento ejercicio de los días”, con lo mas importante que tenían: su verbo, su amistad; merecen por ello sobradamente mi rescate escrito, por ser lo único con cual poder honrar tal dignidad, porque ya son parte de mí, en la huella que deja su recuerdo; se cruzaron en ese camino que yo transitaba convirtiéndose en “hermanos que se eligen”. Valga este escrito a modo de magro homenaje a toda esa gente. sin la cual el mundo posiblemente girara, pero seguramente no podríamos llamarlo mundo.
Exite una doctrina que apunta “el solo hecho de nacer, condena a la estirpe humana a la fatalidad”.
El mito cristiano encontró la barroca figura del pecado original para dibujar esta fatalidad, por mucho que lo neguemos, la cereza del final terreno está presente en cada segundo de existencia. Nos anoticia de esto, la partida de los que queremos, nos recuerda que no se trata de un hecho eventual cualquiera, distraemos nuestro yo procurando teñir con virtudes lo que nos toca vivir, haciendo siempre a un lado aquella fatalidad latente.
Otra doctrina ve en nuestro paso por la tierra, un regalo inmerecido y que debemos corresponder a ese presente divino, festejando el tiempo que compartimos con aquellos, y tratando de hacer llevadero el presente de los que quedan. Esto pretende cumplir con ambos preceptos al mismo tiempo, haciendo que sonrías al recorrer esta caricatura narrada.

8 may 2013

Lemiteliusansin - Capitulo VII Bis (fragmento)


¿Porqué dejará el dedo cuando estoy recibiéndole el mate? -Refunfuña Anita hacia si misma, hacia adentro, hacia eso que cree ser ella-
Sisoco no sabe. Si sabe, sabe perfectamente lo que me pasa cuando deja el dedo en el mate, seguramente no lo haría, bah, seguramente no, ningún seguramente. Porque no es que me guste, ni que me interese tener una historia con él, ni que me guste que venga el pelado de mierda -Uy, perdón- que encima se ríe a los gritos.
Me pongo colorada, siempre que me miran cuando hablan. No es que no pueda manejarlo y por mucho que lo intento, siempre me pasa lo mismo y ya lo hablamos y todo.
En realidad tampoco yo se muy bien que es.
Hasta yo le digo ahora Sisoco a Guillermo.
Bah, si yo supiera que es, estaría en otro lugar y no en este rincón inmundo del planeta, olvidado de todo. Esto es un lugar olvidado de dios, como dicen las viejas.
¿Era la tía Esther, la que decía “este lugar olvidado de DIOS”?
Si, se ríe a gritos y la va de superado el viejo insoportable ese, manguero, garronero, siempre tomando el café de arriba.
Lo que no se porqué le dicen Odiseo. Bueno, tampoco es para tanto, por lo menos me divierto cuando viene el loco ese, salvo que se ríe a los gritos y me jode, si acá que no pasa nada nunca. Divertirse es otra cosa, pero se hace mas pasable el día, pero es un denso, está todos los días mangueando un café, cuando no es peor y se pide dos criollos al bar, ni siquiera trae un par de criollitos de la panadería, a la pasada, que le cuesta. Acá Sisoco tiene que pagarlos el doble, o el triple. ¡Si, es cierto! Triple de jamón y queso pide a veces. ¿Porqué será triple si tiene dos ingredientes? ¿No tomarán el pan como un ingrediente mas para la cuenta?
Ah. Me parece o me contaron o me acuerdo, le dicen Odiseo al pelado porque no vuelve nunca a la casa. Porque el Ulises de verdad no volvió por muchos años. Si eran veinte, me acuerdo. ¡Si! Si el pelado hijo de puta le cayó a una ex con esa historia, que habían pasado los años de la Odisea y la mina lo aceptó y todo. Las minas somos todas muy pelotudas. No la Vero no. A todas les dice Penélope. Hay gente que puede faltar tranquilamente veinte años de algún lugar y uno ni se da cuenta. !JA Mi marido! ¡Por Dios, que estoy pensando!
No, cierto, que una vez Guillermo contó que los padres lo bautizaron así y que se la tomó en serio, la va de navegante y héroe. Cree que me impresiona pero en realidad me da un poquito de lástima.
Cuando pienso en Odiseo, tengo que reprimirme pensar en “pobre Odiseo” y me da mucha bronca, porque dicen que no trabajó nunca y eso debe ser en joda.
Aunque yo lo conozco hace por lo menos... cinco años y no se lo nota preocupado por trabajar.
Ya me contó Guille lo del Odiseo, cuando me contó porque le dicen Sisoco a él. Las minas no son boludas, estos son los boludos.
Uy, estoy de terror con la boca.
Como voy a andar metiéndome yo, es su dinero –casi digo plata- pero me da bronca, que sea tan gil con el pelado o conmigo, que no se de cuenta, que si deja el dedo cuando me pasa el mate, o cuando cuenta esas cosas. Si deja el dedo, es muy boludo. ES UN BOLUDO. No se da cuenta, entonces no se da cuenta de nada, como no se da cuenta que el pelado lo vive.
Puede ser tan boludo, seguro. Estoy de terror con el vocabulario.
Que no se va a dar cuenta, sabe perfectamente lo que me pasa porque a veces me mira. Ve que me pone re tarada. Entonces, como no se da cuenta que Odiseo lo vive. Es un vividor. Le voy a decir a Sisoco que Odiseo lo camina. No, mejor no, no hay que meterse con esas cosas de las amistades.
¡Tiene que darse cuenta! De las dos cosas, que el pelado lo vive y no dejar el dedo en el mate.
Ya le digo Sisoco a Guille también. Es cómico, como si le quedara mejor que Guillermo. Será que la gente corresponde a los nombres, al sonido de los nombres, porque Sisoco no es un nombre, pero si uno lo mira detenidamente, despacio, se toma su tiempo, analiza la sonrisa, para mi -que querés que te diga- es un Sisoco y no un Guille.
Pero se cree que una es de acero inoxidable, andar diciendo todo eso, y de puro cagón -Uy, perdón- no me da masita -uy perdón- porque vive haciendo alarde que le da a todas las que se le cruzan, pero es de puro jetón que es -Uy perdón, aunque jetón no es tan fuerte- si yo la tengo re clara, que no sería mas que para sacarse las ganas, ¡ja ja, que pelotuda! Como si alguna vez me hubiera salido. Sería el tipo ideal para sacarse las ganas, imposible de enamorarse con un boludo así. Lo mismo dije con el pendejito de la panadería y casi se me arma quilombo, y eso que fue por boludear nomás.
Es imposible enamorarse del tonto este, aunque siempre es así, pero tonto es muy tierno y da enamorarse. Siempre es un boludo por el que no das un mango, y después termina una enganchándose, como dice mi hermana, termino enroscada en una historia que no puedo zafarme. Después resultan ser todos unos forros. –Uy- La vero todavía está pegada con el venenito ese coordinador de empresa de viajes. ¡Y eso que tiene tipos la Vero!
Me hizo reír mucho cuando dijo que era para ser auxiliares de afecto con intercambio de fluidos, si es más corto que yo, él que tendría que hacer la punta, no boludo, es un tierno que la va de superado. Que siempre se empieza sin el intercambio de fluidos. Puede ser besos nomás el intercambio de fluidos. No que mierda van a ser solo besos. AACIF y AASIF. No sabe.
Sabe, seguro que sabe el hijo de puta, es un perverso. ¡Mirá si no va a saber!
Mas de una vez me pasa la mano por los hombros, después haciéndose el pelotudo pasa a la nuca, me acaricia y hace una fuerza que pareciera ni notarse, atrayéndome a la boca de él, o eso creo, o que no se debería notar, pero si que se nota, es algo así como llevándome, acercándome a él cuando no hay nadie, cuanto daría por que me lleve a comerle la boca, porque no sabe -si que sabe- pero yo no puedo, yo soy la casada, el muy hijo de puta se queda ahí, en el primer momento de esa fuerza y no sigue. Ni ahí es fuerza, es otra cosa, es una caricia como diciendo ya te voy a comer la boca o, podría ser que te comiera la boca. A lo mejor sabe lo que vendría de eso. ¡Que van a ser besos nomas!
Uy la vieja del orto que viene para acá, que mierda querrá. Lo único que me falta hoy es una de estas viejas pelotudas.
Ah, menos mal que va al escritorio de Sartén. Zafé. Sartén sonríe, por eso lo buscan las viejas. ¿Estaré con mucha cara de culo últimamente, por eso no viene nadie a mi escritorio? ¿Se notará? El hijo de puta de Sisoco jode con que hace mucho que no tengo alegrías, pero cuando me pongo colorada, desvía la atención diciendo que no voy a la cancha, o a un recital y tengo que reírme, no puedo no reírme. El problema es que se note eso. La vero también dice que se nota siempre eso.

7 may 2013

Lemiteliusansin - Capitulo VI (frangmento)


Ligeramente detrás, Odiseo Torres, de divinal porte, resalta su figura frente a cartelería estática invitante al recital de Luismi, teléfono móvil en la oreja izquierda, sosteniéndolo por el hombro homónimo, gesticulaba con la diestra en movimiento semicircular, cual si estuviera señalando la -oculta por la luz diurna- constelación de los siete triones, dado que hacia ese sector del firmamento dirigía la parte opuesta de la palma, encorvaba ligeramente el cuerpo, cobraba ímpetus nuevos, y volvía a arremeter con la palabra al prodigio tecnológico, y mediante este, a quien habitara el otro punto de la comunicación, magia esta, de compleja, aunque no imposible explicación.
Encoleriza el héroe, al no haberle sido totalmente comprendido en el archi utilizado chiste del “faldeado”, por aquel invitado telefónico, que empieza a perder puntos en pos de la invitación, que no se refería a un asado compuesto en su totalidad de falda, ni al que debían concurrir los asistentes vestidos de polleras, sino precisamente, al que debían incluirse, en calidad de invitadas, algunas señoritas, con el casi exclusivo cometido de cuidar el vocabulario. Mas precisamente, que Jacinto modere sus rimas escatológicas a la hora de la cena, puesto que al segundo vaso de lo que sea, el ser mas benévolo del mundo, se convierte en una cloaca productora pornografía rimada en finales con este, ote, erda, ila cual si se tratara de sales o compuestos de la nomenclatura química.
Sueña Sisoco a Anita, la de escasa talla en el asado, solo por imaginarla nuevamente, y sus delicadas manos entre los colores de las ensaladas.
-Alguien tiene que hacer la ensalada -Lee pensamientos Odiseo con el argumento de mayor peso, fiel a ese espíritu machista, que esconde un tierno gobernado- En las misas de la Sacra Hermandad del Aguila-
Hay gentes, afectas a opinar, que al hacerlo denotan instrucción y buen tino, ciertos guiños en su discurso nos anotician del gusto de sus lecturas, el placer de las películas vistas y demás alimentos del alma. Si a esa opinión agregan un dejo de socarrón humor, decimos que su comentario es ácido. Hay buenas almas, afectas a entender los juicios de valor de este tipo. Sujetos activos y pasivos del chiste deben compartir un código puntual, como conditio sine quanon. Sonríe el individuo al encontrar un par, ya que solo eso pareciera buscar, alguien con quien congeniar, de género, de pertenecer al mismo género, en lo posible humano.
En cambio, aquellos que no poseen ninguna de esas cualidades, están condenados a la eterna emisión de enunciados básicos. Por aquello de la escala del PH, Mendeleiev y la tabla periódica.
Quien estaba del otro lado de la comunicación del divinal Odiseo, pertenecía a esta segunda y amplia categoría, sin merecer por tanto, el rescate escrito. Un básico.
Sisoco García, el ácido docente, letrado individuo de andar negligente, fatigaba el mundo explicando las ocurrencias y comentarios del cercano a sus afectos, el divinal Odiseo Torres, ya que este último frecuentemente era víctima de ataques de cólera funesta al esforzarse en encontrar una frase ingeniosa y no ser comprendido del otro lado del discurso. Ve siempre brotar la ira, igual a la del pélida Aquiles, el de los pies ligeros. La intolerancia conoce mejores fronteras que la religiosa, la racial o las elecciones futbolísticas. La intolerancia intelectual de nuestro héroe era tal que podía sugerir formatos puntuales de suicidios a ciertos intelectos de escaso IQ. Buenas formas, y bien argumentadas, no es de extrañar que alguno le obedeciera.
Mientras tanto, a la franca luz de la mañana argentina, deja descansar Rómulo, el hijo del dios Marte y la vestal Rea Silvia, la mano derecha sobre la nuca de su par Jacinto, igual a la flor en su bondad, mientras lo inquiere sobre sus cuitas matrimoniales, el estado de lo que denominan la curva emotiva, si alejándose o acercándose al eje de las abcsisas, si hacia arriba o hacia abajo, estimaciones de tiempo estimado de salida, meseta de bienestar esperada, necesidad de efectivo, frecuencia sexual de los últimos meses, respuestas de ¡Uh! ¿Denserio? ¡Que bueno! Y ojitos enternecidos, movimientos afirmativos de Jacinto, de sonrisa franca y carcajada mas franca aún, sucedidos de monosílabos afirmativos y negativos conforme avanza y requiere el diálogo, el áureo rostro responde antes que las palabras a las requisitorias, con muecas, brillos oculares y sonoras levantadas de mocos.
Le preocupa más que a los demás, por ser este compañero de trabajo, este empleo que les permite tomarse licencias muy por encima de las habituales, pero que requiere de muchas luces, y no andar con el cerebro al cincuenta por ciento. La venta ambulante de libros, requiere la precisión de un cirujano cardiovascular al armar el rostro del vendedor, no puede asomar ninguna arruga de dolor espiritual.
-Y -Concluye Jacinto- viste como es, ahí, a los tirones, como perro en vaca muerta.
-Sabés que en la cucha del Pupú hay lugar para vos, si se aprietan y sabés que hay onda con el Pupú, te podes mudar cuando quieras -Sugiere el par a la espera de la risa que reconforte-
Válida es una pequeña aclaración, Pupú pertenece a esa categoría de perros llamados Cocker por individuos doctos en perros, lo cual parece motivar el ingreso inmediato a esa otra, tal vez molesta categoría de la que parecieran no poder escapar, llamada hinchapelotas.
Jacinto reconoce amor a los animales, pero únicamente amor de especie, como ser vivo, amor que para nada fuerce a imaginar convivencia, vale la aclaración en este nuevo siglo de convivencia humana con boxers en monoambiente de un décimo piso.
Sisoco ignora completamente al reino animalia, como Rómulo, el cual llega a tomar tal ignorancia, incluso como algo normal. Estos comparten una curiosa duda respecto de los perros a upa del nuevo siglo, si se debe a algún virus, a miedo de sus dueños a que sean aplastados por la multitud, o a una repentina pelotudización de la población. Dio Jacinto con las Vidas Paralelas de Plutarco, donde el mismísimo Julio Cesar, se admira de esta actividad, allá por la Roma que inaugurara esta costumbre de perros en brazos, preguntándole asombrado a la gente porque no cargaban niños o bolsas del súper.
Odiseo, por su parte, ama solo a aquellos animales que puedan ingresar en la categoría a la parrilla. Duda que la categoría Boxer pueda hacerlo, aunque no mucho. Cierta barrera de censura le vela el recuerdo de sus infantiles parrillas, a la vera del río, o eso gusta de narrar, para alegría de sus contertulios, o buscar cobijo en casas de señoras.
Confiesa Jacinto a Rómulo, ya interponiendo el índice verticalmente en el cerco de los labios a efectos de hacerlo íntimo, encontrarse corrigiendo ciertos capítulos de algo que ya le anticipara, esbozo de novela sobre banderas en el corazón, y el bien aquel que sugieren los libros de autoayuda. Comparte con su par y amigo Odiseo Torres, la patológica necesidad de escribir, mas Jacinto, tiene muchas mas posibilidades de éxito en su empresa, merced al empeño no menor de escribir de verdad.