17 may 2018

Los nuevos paradigmas

Redes Neuronales, AI y las digresiones de la mente




Días atrás di por casualidad -si es que existe eso que llamamos casualidad- con el cuentro “Tlon, Uqbar, Orbis Tertius” de Borges. 

Posiblemente -a los efectos estéticos- sea mas interesante pensar que ese cuento estaba agazapado esperando, tratando la temática que trata.  Lo cierto es que ni bien empecé a recorrer esos pocos renglones, volví a experimentar el cosquilleo nasal de los veinte años, por muchos motivos, pero por sobre todo, por ese placer enfermizo que nos produce la lectura -y el arte en general- cuando nos devuelve a quienes somos.  Con un cachetazo.

El arte tiene esa facultad innata, de devolvernos a un sitio familiar.  Por ello es que la canción sugiere: “Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida” y el arte nos empuja a ese lugar preciso, que está dentro de uno mismo pero que pareciera no ser parte de uno. 


Parece difícil de explicar pero es fácil de entender, porque no ocurre a nivel intelectual, sino a otro nivel, más primitivo, el de los afectos.


Un renglón puntual de “Tlon” me llamó la atención hace muchos años y pareciera haber estado dormido hasta ayer:


“La realidad anhelaba ceder y cedió”


Lo interesante es que entre aquella lectura de los veinte años y esta -donde ya pasé los cincuenta- hubo muchas otras, todas condicionadas por esa vara tan alta de la ficción borgiana, por lo que el marxismo, el estructuralismo, Tarantino y Piazzolla solo complejizaron esta segunda y más llamativa lectura.
 
Después de Borges, todo pareciera cuesta abajo.


La Mentira como modus operandi

Me da vueltas por el cerebro -o eso con lo que pensamos que pensamos- desde años: la sospecha de la falta total de inocencia -por parte de los adultos- hacia toda esa prolija preparación a la mentira, esa introducción “piadosa” hacia el engaño sistemático al que es sometido el cachorro humano, desde el “ratón Perez”, “El conejo de pascuas”, los “reyes magos” y sus camellos, la “cigueña” y toda esa ridícula fauna mitológica que pobló nuestra niñez, que ni es piadosa, ni es casual, como tampoco “es cielo ni es azul”. 

-Lástima grande no sea verdad tanta belleza. -Como sentensió el poeta-

Porque -convengamos- no era para llevarle una torta a la abuelita, que la madre la despacha a caperucita por el bosque, ni Hansell y Grettel se escapan también -oh casualidad- por otro bosque. Burdas mentiras que camuflan el oscuro método de control poblacional durante el medioevo, camuflaje bastante más agiornado al siglo XXI que a la brutal solución de aquel momento.  Algo que lo lleve un poco mas hacia la narración infantil de los Grimm, que hacia el gótico cuento de Lovecraft que en realidad era.


Mentira a la que se acostumbra el adolescente que llega a la edad adulta ya más acostumbrado para tomar como natural cosas como vírgenes pariendo niños, o reyes descendientes de dioses o bancos que honrarán la consigna: “el que depositó dólares recibirá dólares” y no esos bonos al sesenta por ciento de su valor nominal.


Eso que llamamos post verdad, requiere de una toma de posición de parte del creyente, posición esta que lo deja en una desventaja a la hora de tomar decisiones sobre su vida futura.  Si es por verdades absolutas que se cayeron en horas, tenemos para escribir una biblioteca.  De hecho, los bestiarios medievales son muy generosos “citando fuentes” totalmente verificables.  Anfisbenas, Dragones, Mandrágoras, Aves Fenix, y cientos de otros seres de fantasía fueron y documentados prolijamente.

Tanto como las causas penales que desaparecen ni bien el individuo cobra tanto poder que es demasiado arriesgado encarcelar.

Es totalmente indispensable mentirle al niño desde la cuna para acostumbrarlo a la mentira, esto hará que ya adulto crea en el sistema, en que su estado lo va a cuidar, que las instituciones velan por la igualdad, libertad y fraternidad.

No hace falta un esfuerzo intelectual exagerado para saber que nada de eso es cierto.

La realidad se ve invadida de Ficción

Una vez entre a una casa que tenía una ristra de ajo colgada en la puerta de la entrada. La realidad está poblada de ficción de todo tipo.  Tanta escuela primaria y tanto catecismo y tanta capacitación pedorra, nos baja mucho la vara -la que Borges puso tan alto- esa vara de la creatividad y la sensibilidad al arte.  Tanto que nos maravilla “Merli” o “La casa de papel” y el solo hecho de escapar un poco de la norma de estética Hollywood, con su previsibilidad de tensiones, la eltonyonesca musicalización, su exceso de efectos especiales, su estandarización de la belleza y su disneysación de la estética.

Otro foco tan distinto que la música de los partisanos antifascistas nos parece una revolución.  ¿Tan pelotudos somos? Sin quitarle méritos a ninguno de esos trabajos.  La vejez leí alguna vez -o inventé y olvidé registrar- es la pérdida de la capacidad de asombro.  Me molesta tanto la falta de asombro como la falta de esa angustia que produce el arte cuando ocurre.

La preparación para el Arte

Sostengo que el arte, es lo único que justifica nuestro paso por este planeta, es lo que nos conmueve y tratamos que conmueva a los nuestros.  Es lo único que heredamos a nuestros sucesores, con ADN o no. 

Para ser suficientemente permeables al arte, necesitamos una preparación. 


Fuimos preparados, somos preparados.  Siempre tenemos alguien que nos acerca un libro, o una crítica a un pintor, o un cuento de Cortazar donde critica un pintor, que vendría a ser casi lo mismo. 


“Reímos de lo mismo porque lloramos por lo mismo” decía un murguista uruguayo ante un público argentino.


Esa permeabilidad al arte es la que nos va a permitir maravillarnos y conmovernos con la epopeya del Che.  Con esa primitiva necesidad “humana” de salir a enderezar entuertos y proteger débiles.  Asumiendo como humano aquel capaz de sensibilizarse ante el hecho estético.  O lo que es lo mismo, sensibilizarse por la injusticia.  "Saltar la bronca" por el indefenso, como se dice en el barrio.


Pero aquí viene la parte más interesante. Para poder sensibilizarse por el heroísmo candoroso del Che, el individuo debe haber sido conmovido previamente por el candor heroico del Quijote.  Uno es condición y consecuencia del otro, porque seguramente en algún rincón de la formación humano-artística del Ernesto Guevara adolescente, también tiene que haber operado esa magia secreta, cuyo itinerario se inicia en las letras escritas en aquella cárcel andaluza, en esa -presunta- tristeza del encierro y la soledad de la cárcel de Cervantes, surge una de las más alegres y optimistas obras de arte de la historia -al menos la mas hermosa-, la de un par de locos que salen a cambiar el mundo, con la secreta convicción que es muy poco lo que van a lograr, pero también con la otra gran convicción con las que comulga todo revolucionario:

Peor es no hacer nada.Gaza: más de 19.000 heridos y 142 muertos | Planeta Futuro ...

Convicción que comparten todos, desde El Quijote, Sancho, Cervantes, el lector y vos ahora.  Pero que hay que hacer, como el palestino sin piernas de la foto, resistiendo en una silla de ruedas, porque “No existen los revolucionarios pesimistas”

Verdad, Bondad y Bellezas reformuladas.


Luego existe una explicación al tedio de la lectura de El Quijote.


¿Como puede conmoverse con la historia de Guevara quien encontró tediosa la lectura del Quijote?

¿Si asume que el reguetón califica como “música”, estamos en el mismo plano de discusión? ¿Puede entender la consigna “ni una menos” quien cree que el reguetón es música? ¿Estamos hablando de política y estética en dos conversaciones diferentes? Para calificar en el género humano, debe el individuo ser permeable al arte, de lo contrario estamos en presencia de seres de una categoría inferior, sabiendo como anticipamos que solo nos distingue el arte de otras formas de vida.

La paradoja del huevo y la gallina.

La paradoja se hace más evidente cuando se retrocede en la evolución estética, si aceptamos su existencia, o evolución humana que es lo mismo, o distintas caras de la misma moneda.


Cuando la sociedad en su conjunto, retrocede en la búsqueda de una cualquiera de las virtudes cardinales: verdad, bondad y belleza, está dispuesta a ceder en la búsqueda de cualquiera o el conjunto de estas.  Quien cesa en la búsqueda de la verdad, va a ceder ansiedad de belleza y bondad, y así podemos ensayar la grilla de nueve posibilidades.  Luego, la imposición de criterios más berretas (estéticos o bondadosos o veraces) hacen que bajemos los demás ejes. 


Ejercicio: El ladrón corre y un policía lo mata por la espalda.


¿En qué momento histórico ese pobre, ese “pícaro” de las novelezca del siglo XVIII y XIX, el lumpen, pasó del heroico Jean Valjean, a convertirse en el origen y explicación de todos males de la sociedad. 


El pobre que nace en la villa es el culpable de la toma de deuda externa, el tsunami, la corrida cambiaria, el cambio climático y no se cuantas cosas más. 


La adolescente pobre, embarazada y engañada, iletrada que bien debería -solo por cuestiones estéticas- llamarnos a la piedad, se convierte en la:

-Negra villera que se embaraza para cobrar un plan-

¿Como dejamos que esto ocurriera?


Sería más que interesante narrar -partiendo de estos nuevos criterios- la historia de un revolucionario palestino, hijo -natural- de un albañil y una adolescente, que viene a levantar esclavos contra un imperio, partiendo de una narración al menos extraña: “habla con dios, que es su papa” a lo que luego suma “La tierra para el que la trabaja” y echa a los cambistas del templo.  ¿Porqué concurso delictivo deberíamos encarcelarlo? ¿Consumo de estupefacientes? ¿Mitomanía? ¿Asosicación ilícita?

La estética no es independiente de la política

La falta de sensibilidad estética -o de baja calidad- tiene por resultado ciudadanos de baja calidad política, un eje discursivo no es distinto de otro.  Ciudadanos poco críticos en lo estético nada indica que puedan serlo -críticos- en algún otro aspecto.

Obvio que es más cómodo hacer palmas con la chacarera festivalera que Juan Falú, que encima es medio peroncho.


Luego, Tinelli es funcional al avance de la derecha en la Argentina, tanto como Dady Yankee lo es en la política yankee


Si no te conmueve “El viejo Matias” de Victor Heredia, es porque seguramente tu Yo no alcanza a hacer ese “enlace” -o link- entre el anciano tirado en la vía y el capitalismo, porque asumis que son dos variables independientes.  Hubo un momento en que la humanidad se conmovía de un niño comiendo en la basura y sus mocos verdes llamaban a la piedad.  Hoy el niño es merecedor del tiro en la cabeza, que no asombra a nadie y menos aun, llama al levantamiento popular.  Se premia al adulto uniformado que lo mata.  Y no nos mueve un dedo.

¿Que ese niño no tenga mi ADN, en modo alguno resta puntos para que califique de hijo mio?

¿Que Goerge Floyd no comparta ADN conmigo resta algo para que califique de: mi hermano?

Gracias grieta por separarme de toda esa gente que no dijo nada cuando mataban niños por la espalda y hoy se horroriza ante la trepada del dólar.


Detienen a policía acusado de asesinar a George Floyd