22 jul 2016

La dictadura


Algunos piensan que la infancia en la dictadura fué infructuosa. Todo lo contrario.

Nada mejor que los regímenes totalitarios para igualar. Igualar para abajo.  Pero también, nada como la dictadura para agudizar el ingenio a efectos de no volverse loco.

Imposible sobresalir sobre el resto en aquellos años, pero como contrapartida, hay una garantía tácita que nadie va a saltearse la prohibición de sobresalir. La media es mediocre, onda chistes de Miguel del Sel. Tan estúpida es su cultura “dios, patria y hogar” como interesante es el futuro para aquellos que, por algún extraño error, escapan al adoctrinamiento masivo.

Recuerdo haber llevado una radio hecha por mi a la escuela primaria a la tierna edad de 9 años y la patada en el culo por pelotudo.  La revista Lupin era una fuente de locura sana.

La resistencia fue interna. Se compraba la revista Humor a escondidas. Aprendimos a reir entre dientes cuando el milico decía “concecto”. Son triunfos menores, pero por ahora -no estoy muy seguro de cuanto tiempo mas- contamos con la libertad de pensamiento.

Ningún régimen totalitario funciona sin un consenso mínimo. El pueblo era (¿era?) facho. El milico era el mal menor. El quiosquero, la maestra, la pediatra, la peatonal era hitleriana.

Los manequies eran todos iguales. Nenas y nenes se diferenciaban apenas.  Un poco -nada- mas grandes las tetas las nenas y apenas un poco de bulto los nenes.

Nadie va a diferenciarse por el corte de pelo, ni por el color fluo o la cresta punk. Todas las cabezas tenían el mismo corte cuartel. Si eras varón. Si eras mujer, pobrecita de vos.

Tampoco podías diferenciarte mucho por la ropa, todos vestíamos de la misma manera. Toda la ropa estaba siempre planchada. Colores uniformes -apagados y tristes-, estilos uniformes -cercanos a la alemania del este-, deportes uniformes. Pasos uniformes.

Si poco podíamos diferenciarnos en lo que respecta a estilos imaginate el rubro: “elección sexual”. 

Como en 1984 de Orwell solo tenían acceso a esas "libertades" los extremos mas altos o mas bajos de la sociedad.  Cuanto de 1984 entendimos por haberlo sufrido en carne propia los que hicimos la primaria y la secundaria en "el proceso".  Si hasta título de novela de Kafka tenía.

Ahora, cuando estabas en la peluquería y el peluquero te hablaba -hasta en la dictadura los peluqueros hablaban al pedo- uno pensaba: ¿Este tipo realmente está diciendo eso porque lo piensa o esta careteándola de facho? Y flasheabamos que el peluquero estaba pensando lo mismo: “Este pendejo tan chico y tan facho como opina”

Ahora la vas de loco porque haces puenting o descenso. Yo tenía un amigo que le comía la mujer a un coronel. Eso si que era tener huevos. Se me hace la cara de Capusotto cuando cerraba Todo por 2 pesos con Irma Jussid: “No, no, no, no lo hagas loco enfermito”

Tal vez por eso Pichon Riviere opinaba que no había que medicar al paciente, él decía que había que medicar a la familia. Yo creo que deberíamos haber puesto LSD en la red de agua corriente. 

Te buchoneaba tu mejor amigo. Y confiaba que te hacía un bien.  Como en 1984.

“Algo habrán hecho” no era una frase hecha en los medios, no era un slogan como “los argentinos somos derechos y humanos”.

En realidad la frase era “los argentinos somos humanos de derecha”

Y como si fuera un chiste de mal gusto, todo eso vuelve al verlo a Aldro Rico en el desfile del 9 de Julio en Tucumán. Un payaso (carapintada) cuya única virtud fué levantarse en armas contra un gobierno legítimo, ahora tiene espacio en los medios. 

Freud acuñó la frase “el retorno de lo reprimido”.

Fantasmas que creíamos totalmente fuera de juego, vuelven al espacio público de la mano de esta derecha sonreidora, para recordarnos -tal vez- que la utopía es caminar constantemente buscándola, que no hay que sentarse ni para recuperar fuerzas, porque están al acecho, con sus estructuras intactas.

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