CAPITULO I
¿Quien en su sano juicio puede argumentar que la realización de un asado es divertido, entretenido, reconfortante?
Ni ebrio, ni dormido, ni (en)drogado.
Se malogran holgadas horas de vida bajo el sol hiperiónida, quemándose las manos, pisando brasas, asfixiándose con combustiones dudosas y negligentes.
Siempre existe la amenaza de la chispa sobre nuestros ojos, o ropas, o cabello.
Los chorizos, para entrar de lleno a un problema puntual, son la manifestación argentina de la existencia divina, que nos pone a prueba en la paciencia y otras virtudes.
Mas allá de ser una verdadera timba en cuanto a su calidad -por caros que se los abone, son siempre una timba-, están diseñados por el crónida, con el solo propósito de dar por terminada la vida útil de la indumentaria del parrilleril obrero por pinchazo erróneo y fuente de grasa líquida consiguiente.
La estadística en estos doscientos años de historia argentina, no da cuenta de nadie que alguna vez esquivara dicho erupción incontrolada de lípidos.
Y eso sin entrar de lleno a la pregunta que nadie quiere hacer “cual es el verdadero contenido del chorizo”. La pizarra con letas de tiza nos dice: “mezcla” pero no aclara de que.
Ya en el asado, después de largas horas de sol y calor, transpiración, humo e ingesta alcohólica solitaria -sin mediar lluvia o nocturnidad, lo cual triplica las penalidades-; concluye el ritual cuando este sacrificado e involuntario obrero gastronómico acerca a la mesa el fruto de la labor.
Al llegar, este observa ante si el fruncimiento de ceño de la comensalía, dado que nunca, repito NUNCA, el asado es correcto.
Como una sentencia aristotélica, varios tomos ocuparía explayarnos en este punto, la crítica del asado contiene todo un idioma en si.
Hasta los mas pequeños lo adoptan instantáneamente, como si viniera pre aprendido genéticamente y sueltan alegremente un:
- Esto es una suela-
o...
- ¿No hay algo mas jugoso? -
O…
- Tio Sisoco, esto está vivo-
Mientras un chistosísimo cuñado arriesga:
- Quemason los que vienen, ja ja-
Chiste que deberemos festejar, salvo por el hecho -tal vez menor- de habérselo contado nosotros preteritamente.
Jacinto Ruiz suelta -haciendo alarde de lecturas bíblicas y magro buen gusto-
- Esto está mas salado que el culo de la mujer de Lot -
Chiste que esta bien encarado pero, tiene un final de teatro de revistas en Carlos Paz.
Saben que abusan de la cobardía y hacen un cálculo bastante optimista del alcohol ingerido.
El cuchillo que descansa en nuestra diestra fue afilado para otro menester, tal que cortar la carne en la parrilla, pero bien podría hacerlo ahora con un par de cuellos, ahí verían de verdad lo que significan conceptos como “crudo” o “sangre”.
Nos retiramos vencidos, dudando de nuestras aptitudes, en primer lugar asador, luego amigo, padre, hijo, médico, asesino serial, etc.
Sin embargo, no todo está perdido, alguien realmente nos ama. Un nutrido grupo de moscas de tornasolada mirada nos observa -y huele- sobrevolándonos con enfermizo amor.
CAPITULO II
"Mirá lo que hay para asar" dijo cierta vez la cuñada de Sisoco García, Argentino, hombre sin mácula, abriendo sonriente el freezer y mostrando un extraño animal debajo de toneladas de hielo plehistocénico.
-Hagamos el análisis de la situación- Dijo el invitado -Yo soy el que vengo de viaje de tres horas, luego, el único que tiene derecho a hacerse el pelotudo con el asado, sabes que odio hacer el asado-
La cuñada sonríe y tira de las extremidades superiores del mamífero, mientras le hace señas con los ojos para que tire de las inferiores. La sonrisa pretende ser de bienvenida pero ambos saben que es premonitoria de otra cosa, rayando la perversión.
-¿O alguna vez se me escapó ME ENCANTA HACER ASADOS? -ya levantando demasiado la voz, para alguien que recién llega y ve gente que supuestamente extrañaba.
-Tranquilo, tomate algo, vos sabés como se hace- arriesga ella, errando el diagnóstico, porque hay hombres que asocian hombría con capacidad de asar animales, luego, cuanto mas grande animal asado, mayor es el hombre.
Sisoco, el divinal, prefiere el tilde de afeminado a la culinaria tarea.
-¿Son las 1900 hs. del treinta y uno de diciembre, se supone que a las 2300 tiene que estar eso asado en la mesa?
- Vamos Sisoco, si siempre lo haces asi -Ella modifica la sonrisa hacia una propia de cura en confesión-
- Acá ya hay problemas relacionados con la fìsica y la termodinámica -Sisoco aun cree que zafa de hacer el asado-
Pero lo posible en tanto que posible. La política es el arte de lo posible.
Ella da inicio a la larga tela con la que siempre las mujeres envuelven a los hombres. Nbo el lienzo de Penélope, algo mas sutil, las palabras.
- Las cloacas del pueblo el ingeniero fulano -viste que ganaron los peronchos- pero era para el alumbrado o al revés no me acuerdo un quilombo bárbaro si porque matemáticas siempre le costó a la mas chica y vamos a ir a Cordoba porque con un buzo mas estaríamos aunque yo le decía que con tres pollos mas vamos a estar aunque hay que asegurarse le digo cuatro y listo porque siempre se hace la pelotuda ¿Si? Si vos sos el que dice “le sale re bien hacerse la pelotuda”
Llegó el discurso -o monocurso- al asado "per via del levare" porque si ¿vos tomas gancia o cinzano bianco? Porque viste como es, ella nunca trae ni el pan, él es un pelotudo a cuerda, si, los tengo desnudos a los chicos para el invierno, hablando de invierno no te traje hielo para el cinzano bianco.
Sisico no supo, nunca se enteró cuando, ni porque, ni como, ni con que argumentos terminó sucio hasta la cabeza, quemado y fuera de quicio, maldiciendo la ausencia de elementos mínimos para asar como por ejemplo parrilla o carbón, apenas detalles menores, o un cuchillo que tenga intenciones de cortar algo.
¿En que momento aceptó estoicamente? ¿Nunca recordará el monosílabo SI escapando del cerco de los dientes?
Cuando todo parece encaminado, el fuego encendido, la parrilla dispuesta, los comensales exactamente contabilizados, algunos niños contados como media persona1. Justo ahí, aparecen consanguíneos y colaterales en grado lejanísimo, esgrimiendo trozos congeladísimos de cosas que simulan tejidos musculares animales, en bolsas de supermercado, a las que hay que “fabricarles” lugar en el asador, al momento de dar/recibir dos besos en el aire, acercamiento de mejillas y notar que huyen del molesto olor y aspecto estético.
El cálculo de los comensales adultos se lleva con auxilio digital: con los dedos de ambas manos, el problema se presenta con los decimales, los niños, lo cual genera esmerados procesos aritméticos, al auxilio del cual no hay diseñada aún hoja de cálculo alguna.
Llegaron las 2300 y el asado esta a punto, se brindó en familia, y se lloraron los ausentes.
Hay un dios de los asados, que es argentino, que vela por estas simples almas.
Creen que pagan el esfuerzo espetando:
- Un aplauso para el asador-, Sonriéndole, algunos sinceramente. Pocos.
No es el fin, ni mucho menos, de tan triste historia.
Ya partieron raudamente todos, solo preocupa a Sisoco, su higiene ya que alguien sugiere
- Vamos a tomar algo por ahí, y apurate loco, no te vamos a esperar hasta el año que viene- Ja, ja, ja. Todos festejan el chiste y la ausencia de risas en Sisoco.
Liberadas las cañitas voladoras, saludados los lejanos con nuevos besos al aire, entregado dinero a los niños para la salida y observado rostro desaprobatorio de cónyuge ante observación “correcta” y “verdadera” para con un tercero, corroborables, verificables empíricamente, pero que en las fiestas -parece- no se pueden hacer.
Algo sugirieron de la salud de un ausente y Sisoco consultó:
-¿Hay peligro de que se salve?
Entra Sisoco por fin al baño de casa de parientes políticos, uno tiene un puesto en la municipalidad.
Busca infructuosamente al tacto, luz en ese baño, mano izquierda practicando braile en la pared, hasta dar con la caja abierta de la luz, quitarla con un golpe seco, intuyendo que eso alcanzado por el meñique es un cable. Y pies desnudos y miedo.
Iluso de él -piensa- nunca hubo luz, pero ahora se agrava ya que la puerta carece completamente de un vidrio, lo que incrementa la vergüenza potencial aunque genera algo de resplandor en beneficio del reconocimiento visual corporal.
Decide por fin, bañarse por instrumentos o IFR (o instrument fllight reference), cosa no muy difícil, ya que quien mas, quien menos, todos conocemos donde está cada cosa de su cuerpo.
Al primer chorro frío, no se enteró de la Gran verdad que vendría, porque nunca es caliente el primer minuto, chorro inaugural de la ducha.
Fue a los veinte segundos, ayudado por la voz de la segunda cuñada, que lo anotició de algo que ya sabía (o debería saber).
- En el baño de adelante, no hay agua caliente.
- ¿No te querrás bañar ... NO?
Napoleón supo decir "orden, contraorden, desorden", no importaría tanto el cruce de órdenes "bañate", "no te bañes", "salí así como estas, quien te va a ver", "son las 1230" si ellas se refirieran a otra persona, duele a Sisoco porque el mugriento en cuestión era él.
Si fuera perro experimentaría esa extraña felicidad de ver bosta de caballo recién caída para revolcarse, y terminar de perfumarse, pero desafortunadamente no era su caso.
Solo después nota que todos se bañaron allí, pero a una hora en que es posible y lícito bañarse con agua fría, no a la madrugada.
Desistió por fin de solicitar una pistola para suicidarse, porque de seguro no tendría balas.
Son malas las cauciones que sobre malos se prestan -dice Homero, pero no Simpsons.
La escasez de masa corporal del héroe haría el consumo hídrico una mera formalidad, pero al tacto recorrió el entorno en busca del jabón, ya mojado y tiritando, con magros resultados. Encuentra un frasco de shampoo o crema de enjuague o aceite Cocinero.
Una "mano amiga" extiende a través del vidrio virtual de la puerta una toalla, la misma con la que los niños van al río serrano y tiene arena de dos temporadas.
El baño termina siendo un agregado de nuevas mugres, y mufa.
Pero afortunadamente es un relato ficticio.
1¿A que edad el niño deja de ser media persona y pasa a ser persona completa? A los fines de contabilizar asadoasistentes.
Hummmm.... Muy meduloso y lúcido relato en cuanto al asado Argentino; a veces muy acertado en las situaciones y vivencias que se suceden y le suceden al estoico "asador" o hombre encargado de la titánica tarea. Solo noto que parrilla es con elle "ll" y supongo que sería "parrilleril" no parriyeril, como leí acá; tal vez sea que tengo los ojos llenos de humo.-
ResponderEliminarDesde ya, lindo texto, y espero que, por mas sacrificado que parezca, nunca dejemos de existir los que estamos dispuestos a ahumarnos hasta el caracú, (la carne ahumada dura muchísimo mas), para que familia y amigos se reunan, se diviertan, se tomen unos tintos de mas y se conserve uno de nuestras costumbres que mas nos caracterizan como Argentinos
Saludos
PD: También se arrima guitarra y naipes de "truco"
Un gusto enorme (como de degustación de chunchulas y mollejas) que tan gratamente ud haya hecho este comentario! le queda la parte de contar como seguimos con el truco y la guitarra (electrica)
ResponderEliminarEn un todo de acuerdo. Qué decirle del pobre cristiano que no considera absolutamente justo y necesario juntarse asado de por medio... será absolutamente expulsado de la colectividad argentina, del ser nacional, y excluido de la rueda matera (agravio sutil pero doloroso, llevado a cabo en general, entre mujeres, por cuñadas metepúa). Gracias! muy bueno lo escrito.
ResponderEliminarMaria eugenia, muchas gracias por tomarte la molestia de comentar este humilde aporte a la antropologìa cultural argentina. Es importante destacar el caso de veganos que concurren a asados por el solo hecho de la participacion en "comunicad de ideales" con sus pares y consumen sus brotes de soja a la parrilla, solo por compartir tamaño evento.
ResponderEliminarEh conocido un asado puntual, que se da antes de los partidos de Belgrano, bautizado alegremente por sus tripulantes "la misa del aguila" por concluir precisamente en la ingesta de Fernet con Coca.
Mi cercanía al corazón de la concurrencia me permite el honor de la presencia allí, sin consumir el brevaje -por cuestiones ideológicas- y sin ser tampoco de la parcialidad pirata. Esto me obliga a un agradecimiento público.
Sr. Marco yo le voy a confesar algo que me ganará el odio carnívoro de todos los veganos: no creo que consuman sus brotes de soja sin el secreto deseo de dar al resto de la concurrencia un sermón admonitorio acerca de la alimentación.Agradecería ampliación de prurito ideológico en referencia al citado brebaje.Muchos saludos!
ResponderEliminarSeñora Maria Eugenia, si algo nos caracteriza a los argentinos, es esta necesidad visceral del asado periódico.
ResponderEliminarInmediatamente detrás en la escala de caracteristicas, localizamos la necesidad imperiosa de "bajarle línea" al prójimo.
Como bien sugiere el insigne varón cordobés Sisoco García en su poemario:
"Pa humilde, nadie como yo"
Hay un acuerdo tácito, una verdad de pasillo, que no supera la categoría del chisme, pero que no por ello carece de validez: Para lo único que asumimos este tipo de conductas -por caso la veganez- es con el secreto deseo de caer a un chinchulinoso asado a pararse y empezar...
- ¡Ah no!
y proseguir con frases que inlcuyan castigos divinos de madre natura de la mano de los bíblicos "cáncer" y "colesterol"
Versión con "sabor argentino" de la intolerancia religiosa, que podemos bautizar (con su permiso)
Intolerancia gastronómica
Hay una interesante necesidad de imponerle al prójimo mi POBRE Y SIMPLE sistema de creencias.
¿Esto quería escuchar (leer)?