La mitología
popular nos reserva ciertas instituciones, impone la observación de
ciertas reglas y prohíbe determinados comportamientos, como la extraña veda que pesa sobre encender
tres cigarrillos con el mismo fósforo.
Lo atribuimos, en principio a
un detalle de color, pero luego, con la edad, descubrimos la verdad, de boca de
los amigos viejos, que nunca se ponen de acuerdo sobre fechas,
lugares y precisiones por el estilo.
Al parecer en una de esas (hay quien sugiere que fue en la del 14.) guerras de trincheras, el balanceo de una minúscula tea en la noche, alertaba a
los francotiradores enemigos.
Donde esta por fin se detenía, le otorgaba el
tiempo suficiente al francotirador1
para apuntar. Este argumento es sobradamente mas coherente que el
anterior.
Cabrera Infante, en puro humo, acerca una nueva verdad, que destruye el paradigma científico
anterior.
Había en aquellos días, un Barón sueco que monopolizaba
la fabricación de cerillas en Europa. Bastaron un par de
comentarios alusivos a los francotiradores en las veladas de etiqueta
europeas, de principios de siglo XX, para que el Barón viera multiplicadas sus ventas en pocos meses.
1
¿Ingenio francés para el sostenimiento de los pantalones en su
sitio?
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